En el mundo desarrollado vive aproximadamente un 20% de la población mundial. Ahora bien, no todos los que habitan en él tienen un nivel de vida aceptable. Como ocurre también en los países más pobres, unos pocos concentran la mayor parte de la riqueza.
El crecimiento de la riqueza global en los países desarrollados va acompañado, paradójicamente, de un aumento de los contrastes y, sobre todo, de un incremento de la población pobre. Así por ejemplo, en Estados Unidos, las 400 mayores fortunas del país concentran un volumen de recursos equivalente al ahorro de todo el resto de ciudadanos estadounidenses, mientras que veinte millones de personas pasan hambre vanos días al mes, según un estudio de la Universidad de Harvard.
La expansión de este fenómeno, asociado en una buena parte de los casos a los problemas de marginalidad en áreas urbanas, ha llevado a acuñar un nuevo término: el «Cuarto Mundo», para denominar al colectivo de población más desfavorecido en espacios desarrollados. Es decir, el «Cuarto Mundo» lo componen los pobres de los países ricos.
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